martes, 20 de octubre de 2015

Act 6. Mis tutores

¡YA ESTOY AQUÍ DE NUEVO!

Esta vez para hablaros de mi propia experiencia como alumna. Quería contaros cómo he vivido yo e tema de las tutorías fijándome en todos esos profesores a los que le tocó ser el profesor principal de mi clase, es decir, aquel al que teníamos que recurrir en caso de que tuviéramos algún problema académico. 

En mi caso, recuerdo dos profesores que se implicaron mucho en esta tarea. Además de ser mis tutores eran mi profesor de matemáticas y mi profesora de lengua (2º ESO, 4º ESO, respectivamente). Ambos estaban de acuerdo con la idea de debatir sobre asuntos que nos inquietaran, desde los exámenes y los problemas que teníamos con otros profesores, a temas que ocurrían en nuestro entorno y que queríamos comentar con ellos.  Los tutores deberían ser los profesores que más te conocen y por ello, los más capacitados en orientarte y guiarte en ciertos temas de importancia académica. En este sentido con estas dos personas que os menciono yo tuve mucha suerte porque eran profesores muy entregados a sus alumnos. 

Sin embargo, a lo largo del instituto y bachillerato, he tenido también profesores que dedicaban esta hora semanal a hacer "nada", quiero decir, nos dejaban esta hora para que adelantáramos deberes o incluso hiciéramos los que habían mandado el día anterior para la clase de después de la tutoría. No se preocupaban lo suficiente por la clase, se dedicaban a pasar una hoja de autoevaluación al mes en la que te preguntaban cosas tipo: ¿cuántas horas empleas al día en estudiar? ¿ves mucho la televisión? ¿cuáles son tus hobbies? Sinceramente, creo que los alumnos de la ESO no cambiamos de hobbies  ni aumentamos nuestras horas de lectura o televisión cada mes por lo que considero que este tipo de ejercicios se deberían hacer al principio de curso como una forma de conocer más al alumno pero no al principio, durante y al final de cada año escolar.

Para finalizar y volviendo al principio de esta entrada, quiero recalcar que en un futuro (espero que no lejano) me gustaría poder ser como mi profesora de lenguaje y mi profesor de matemáticas. Al principio son odiados, sobretodo el de matemáticas, porque como buenos profesores exigen mucho porque ellos también se exigen a sí mismos, pero cuando les conoces, cuando les "abandonas", te das cuenta que has aprendido muchísimo de/con ellos y que les vas a echar mucho de menos. Podríamos decir que cuando "maduramos" nos damos cuenta que en realidad las horas que empleábamos a sus asignaturas no eran tantas y que fueron muy necesarias. Espero que os haya gustado esta entrada y ya sabéis si queréis contarme vuestra experiencia con las tutorías dejadme un comentario y encantada os leeré y responderé.

¡UN SALUDO!

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